Hernan Brusa

Mi experiencia en el Taller de Julián inició un camino en mi vida que con mucho placer nunca he dejado de seguir. No sólo aprendí a manejar la cámara, a entender la luz, cómo componer una imagen, revelado analógico e iluminación, sino que además me divertí mucho, tal es así que recuerdo con nostalgia esas tardes del taller y con todo gusto pasaría a tomar unos amargos un día cualquiera y conversar sobre fotografía y otras yerbas, si no fuera porque tenemos un océano de por medio.
Y algo muy importante que no debe quedar afuera: una de las excursiones fotográficas a las que Julián nos llevó fue Sierra de los Difuntos, una región de las afueras de la ciudad que ni sabía que existía. Me gustó tanto que me dio una copia del mapa topográfico de la zona, gracias al cual no sólo yo sino además todos mis amigos en distintas excursiones hemos conocido Rincón Chico, la Copelina y Quebrada del Acha. ¡Grande Julián!

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